Nuestra patria vasalla


 

Nuestra patria vasalla. Historia del Coloniaje Argentino (tomo 1)
De los Borbones a los Baring Brothers. Mayo y Antimayo
Liborio Justo

Año: 1968

Editorial: Schapire / Grito Sagrado

 

Nuestra patria vasalla. Historia del Coloniaje Argentino (tomo 2)
Rosas como otra etapa de la evolución nacional impuesta por el capitalismo ingles
Liborio Justo

Año: 1985

Editorial: Schapire / Grito Sagrado

 

 

Nuestra patria vasalla. Historia del Coloniaje Argentino (tomo 3)
Restablecimiento  y consolidación de Buenos Aires como factoría comercial y financiera británica en el Río de la Plata (1852-1890)
Liborio Justo

Año: 1988

Editorial: Schapire / Grito Sagrado
 

 

Nuestra patria vasalla. Historia del Coloniaje Argentino (tomo 4)
Grandeza y colapso de la República Argentina como "dominio" del imperialismo británico en la América del Sur (1890-1930)
Liborio Justo

Año: 1989

Editorial: Schapire / Grito Sagrado
 

 

Nuestra patria vasalla. Historia del Coloniaje Argentino (tomo 5)
De "dominio" británico a "patio trasero" de los E.E.U.U. (1930-1990)
Liborio Justo

Año: 1990

Editorial: Schapire / Grito Sagrado

 

 

Nuestra patria vasalla. Historia del Coloniaje Argentino (Apéndice)
Hacia la liberación nacional y social y la integración Latinoaméricana
Liborio Justo

Año: 1993

Editorial: Schapire / Grito Sagrado

 

 

Contratapa de Nuestra Patria Vasalla


¿Es la República Argentina una nación soberana? Multitud de circunstancias lo desmienten.

Pero hay algo más: aún deberíamos plantearnos si es una nación. Porque una nación vive y se desarrolla en interés de sí misma y, desgraciadamente, no es el caso de la nuestra. 

¿Por qué tal situación se presenta en la República Argentina? Ella tiene un génesis y un proceso y, para descubrirlos, debemos remontarnos al origen y primitivo desarrollo de nuestra sociedad, donde están las raíces de los males que nos afligen

Eso es lo que se hace en las páginas de este libro, que constituye una interpretación materialista de nuestra historia, encarada con profundo espíritu de indagación, lejos, desde luego, de la corriente histórica oficial, que no es más que una cortina de humo levantada ex profeso para ocultar los hechos tal cual fueron, mostrar como héroes a los villanos, y crear la escenografía indispensable para que esa situación se mantenga y eternice.

Y, al presentar su obra, el autor coloca bajo la advocación de Mariano Moreno, cuyo espíritu ha de presidirla con su acendrado amor por su patria y el anhelo por su progreso.

 

Prólogo de Nuestra Patria Vasalla


En los años 1806 y 1807, Pedro Padroza, español, tatarabuelo del autor de este libro, luchó contra los invasores ingleses en Buenos Aires donde, en el año de la Revolución de Mayo, 1810, nació su hija, bisabuela del mismo. Cuatro años más tarde, James Harris, inglés, también tatarabuelo del autor, integró la tripulación de la escuadra de Buenos Aires que, al mando de Guillermo Brown, emprendió la lucha contra los españoles de Montevideo. James Harrys, luego, había de formar parte de la plana mayor del navío “La Argentina” que, al mando de Buchardo, en tren de corso, diera la primera vuelta al mundo bajo un pabellón nacional. Más tarde intervino en la guerra de Buenos Aires contra Brasil, asimismo como corsario, teniendo destacada actuación el año 1827 en la defensa de Carmen de Patagones, en el Río Negro, donde se estableció, uniéndose a descendientes de los primeros pobladores españoles de la Patagonia, allí instalados desde 1779. Luego acompañó a Fitz Roy y Carlos Darwin a bordo de la “Beagle”, en sus exploraciones por Tierra del Fuego.

El año 1829, Agustín P. Justo, gibraltariano, bisabuelo del autor, se estableció en Corrientes, vinculándose con una de las familias descendientes de los fundadores de la ciudad, citada por los hermanos Robertson en sus recuerdos sobre dicha provincia en la época del predominio de José Artigas. Luego se instaló como estanciero en la provincia de Buenos Aires, figurando su nombre entre el núcleo de hacendados que organizaron la Sociedad Rural Argentina, el año 1866.

Agustín P. Justo, hijo del anterior, y abuelo del autor, nacido en Goya (Corrientes), fue allí alumno de Camila O´Gorman. Luego, habiéndose recibido de abogado en Buenos Aires, donde tuvo como maestros a Nicolás Avellaneda, Dalmacio Vélez Sársfield, etc., fue electo diputado provincial en Corrientes, cuyo Código Rural redactó. Posteriormente, en 1870, resultó designado diputado nacional pro la misma provincia, interviniendo en importantes debates parlamentarios de la época. También, desempeñándose como auditor de Guerra, participó en la campaña contra el caudillo entrerriano Ricardo Lopez Jordán, tomando parte activa en la batalla de Ñaembé –donde este caudillo fue derrotado-, cuyo parte trajo a Buenos Aires. En 1871, electo gobernador de Corrientes, fue derribado por un movimiento revolucionario apañado por el presidente Domingo F. Sarmiento, con quien el gobernador tuvo un incidente en Buenos Aires con motivo de haber venido a solicitar la intervención federal en resguardo de su investidura, intervención apoyada pro el general Bartolomé Mitre, que era su amigo y lo defendió en La Nación, fue negada, finalmente, por Sarmiento, quien debía recordar luego este episodio, varias veces, en distintos escritos que aparecen en sus “Obras completas”.

Más tarde, refugiado en Entre Ríos, el ex gobernador Justo se desempeñó como Juez de Crimen en los tribunales de esta provincia, teniendo oportunidad de dictaminar en la causa seguida contra los asesinos del general Justo José de Urquiza, dictamen cuyo legajo se encuentra en el Palacio San José, en Concepción del Uruguay. Miembro de la masonería fue, en Buenos Aires, Gran Maestre de la Gran Logia de la Argentina, de 1877 a 1879, un período antes que Domingo F. Sarmiento. Posteriormente se desempeñó como Juez y Camarista en la provincia de Buenos Aires, no obstante la impugnación de su nombre para este último cargo por el senador Rafael Hernández, hermano del autor de “Martín Fierro”, quien lo acusó  de haber “demostrado condiciones anarquistas incompatibles con las funciones moderadas de la magistratura”. Por último, el año 1886, fue uno de los oradores en el entierro, en Buenos Aires, del mismo ex presidente Sarmiento, a quien había enfrentado 25 años antes. 

Liborio Bernal, abuelo materno del autor, ingresó al ejército después de la batalla de Caseros, y cuando Buenos Aires estaba separada de la Confederación, incorporándose al Cuerpo de Cazadores y luego al Batallón 6 de Infantería de Línea, junto con Julio A. Roca, José I. Arias y otros. Siendo teniente, intervino, con el general José M. Arredondo, en La Rioja, contra las montoneras de Angel Vicente Peñaloza, el famoso Chacho, habiendo tenido actuación destacada en la defensa de la capital de esa provincia, el año 1862, la que recuerdan las historias locales. Más tarde intervino en la guerra contra el Paraguay, siendo gravemente herido en la batalla de Tuyuty, y, en 1871, asimismo, tomó parte en la campaña contra Ricardo López Jordán, en Entre Ríos.

Designado Comandante del Fuerte de Carmen de Patagones, en 1872, participó en la guerra contra los indios araucanos en el Río Negro, siendo jefe de una de las brigadas de la expedición de 1881 en que, por primera vez, el ejército nacional, al mando del general Conrado Villegas, llegó al lago Nahuel Huapí. Posteriormente, ya general, fue gobernador del Río Negro, Jefe del Estado mayor del Ejército y, en 1893, nombrado interventor federal en la provincia de Santa Fe, por el presidente Luis Sáenz Peña, le tocó sofocar la revolución radical encabezada por Leandro N. Alem. También fue Gran Maestre de la Gran Logia de la Argentina, sucediendo al general Rudesindo Roca.

Agustín P. Justo, padre del autor, ex Director del Colegio Militar y ex Ministro de Guerra del presidente Marcelo T. de Alvear, encabezó, siendo general, junto con el de igual grado, José F. Uriburu, el movimiento que, en septiembre de 1930, derrocó al presidente Hipólito Irigoyen, poniendo término al ininterrumpido período constitucional que se prolongaba desde 1862, e iniciando el de los gobiernos militares continuados, prácticamente, hasta hoy, habiéndole correspondido sustituir al general mencionado en la presidencia de la República en el período 1932-1938.

La historia de la República Argentina es, pues, en cierto modo, para el autor de este libro –nacido en Buenos Aires- la historia de su familia y, en ese sentido, considera tener derecho de hablar de ella y decir al respecto todo lo que tiene que decir.

 

 


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